Los niños pequeños adquieren esta infección cuando entran en contacto con otras personas que la tienen. Generalmente, se contagian de otros niños (más probable entre los que acuden a guardería), de sus hermanos mayores o de otros miembros de la familia en los que la enfermedad se manifiesta como un simple catarro.
El virus se extiende cuando un bebé o niño infectado estornuda o tose, expulsando las secreciones que contienen el virus, y éstas entran en contacto con el niño directa o indirectamente (por ejemplo, se depositan en la superficie de una mesa, o en juguetes u otros objetos que el niño toca, y luego se lleva las manos a la boca o nariz).
Signos y síntomas de la bronquitis
Los síntomas pueden durar entre 7 y 14 días después de exponerse al virus. Suele tener goteo nasal, fiebre, tos, dolor de cabeza, escalofríos, dolores musculares y dolor de garganta, como un catarro y obstrucción de la nariz.
El tratamiento de la bronquitis en tu bebé o niño lo determinará el pediatra valorando los siguientes aspectos:
La edad de tu hijo.
La gravedad de la enfermedad.
La tolerancia a ciertos medicamentos para tratar el padecimiento.
Otros consejos/contagio
Los niños con bronquiolitis son la principal fuente de transmisión de la enfermedad, especialmente durante los primeros días, cuando tienen fiebre, tos y estornudan. Las mucosidades nasales y la saliva pueden ser contagiosas durante 1 semana o más. En realidad, no se puede hacer mucho para evitar que los niños transmitan o adquieran este tipo de infecciones respiratorias. Tirar los pañuelos de papel sucios tras usarlos, junto con un buen lavado de manos, puede ayudar a disminuir la transmisión entre familiares.
Si la bronquiolitis es leve, no suele ser necesario limitar las actividades del niño/a porque los niños ajustan muy bien por sí mismos su actividad a su estado general. Los bebés y niños pequeños podrán volver a la guardería cuando ya no tengan fiebre, se alimenten con normalidad y se sientan bien (una tos o una secreción nasal persistentes no son motivo suficiente para que se queden en casa).
Diferencias entre una bronquiolitis o bronquitis vírica y una alergia
Las bronquitis, especialmente si son frecuentes, pueden ser difíciles de diferenciar de una alergia porque los síntomas se parecen. Las alergias tienden a producir una secreción de mucosidad relacionada con los cambios de estación o con el contacto con el polvo, humedad, etc.
La alergia se acompaña de tos seca con sibilancias o pitidos, estornudos muy frecuentes y/o seguidos, picor en los ojos y lagrimeo abundante. Los niños con alergia no tienen fiebre, ronquera ni dolor muscular. Y a diferencia del resfriado, las alergias suelen durar más de dos semanas y pueden iniciarse más bruscamente tras la exposición a aquello que las produce (polvo, polen, etc.) Puesto que el tratamiento de las infecciones respiratorias víricas y de la alergia es diferente, consulta con el médico si tienes dudas.
Nota importante: Los niños pueden aspirar pequeños objetos, que originarán pitidos parecidos a los de la bronquiolitis si les llegan a los pulmones. Si el niño/a presenta dificultad para respirar de forma repentina después o mientras está jugando con objetos pequeños, acude a urgencias.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE ESTE TEMA:
El virus de la gripe puede provocar complicaciones serias, sobre todo del tracto respiratorio bajo –neumonías y bronconeumonías- en pacientes propensos (ancianos, asmáticos, afectos de cardiopatías o inmunodeficientes).
Los resfriados y las bronquitis víricas están causadas por diferentes tipos de virus, distintos al virus de la gripe –y por lo tanto no prevenibles con la vacunación antigripal-, que también producen en niños pequeños o más mayores catarros u otras enfermedades agudas de las vías respiratorias (el Virus Respiratorio Sincitial (VRS), por ejemplo, es el agente causal más común de la bronquiolitis, seguido del virus Parainfluenza).
Hay más de 200 tipos distintos de virus del resfriado –distintos de los virus que pueden causar la gripe-, siendo los más frecuentes los del grupo de rhinovirus, por eso no sorprende que se pueda contraer esta enfermedad con cierta frecuencia.
La época del año típica en que aparecen los resfriados es de septiembre a mayo, período durante el cual algunas personas susceptibles pueden padecer de 4 a 8 resfriados. Ello depende de varios factores, como la edad, la coexistencia de alguna enfermedad crónica, especialmente si afecta al aparato cardiorrespiratorio o al nivel de defensas del organismo.
En la infancia, la asistencia o no a guardería o la presencia de hermanos que sí van a guardería pueden ser factores determinantes en la incidencia del contagio de resfriados). Por norma general, si el niño va a la guardería antes del año, tendrá 1 resfriado por semana; si va antes de los 2 años, 1 cada 2 semanas, y así sucesivamente.
Tirar los pañuelos de papel sucios tras usarlos, junto con un buen lavado de manos, puede ayudar a disminuir la transmisión intrafamiliar.
Las bronquitis, especialmente si son frecuentes en los niños más pequeños, pueden ser difíciles de diferenciar de una alergia porque los síntomas se parecen. Las alergias tienden a producir una secreción de mucosidad relacionada con los cambios de estación o con el contacto con el polvo, humedad, etc.
La alergia se acompaña de tos seca con sibilancias o pitidos, estornudos muy frecuentes y/o seguidos, picor en los ojos y lagrimeo abundante. Los niños con alergia no tienen fiebre, ronquera ni dolor muscular. Y a diferencia del resfriado, las alergias suelen durar más de dos semanas y pueden iniciarse más bruscamente tras la exposición a aquello que las produce (polvo, polen, etc.).
La bronquitis consiste en una inflamación de los bronquios, que se contraen si están inflamados – con "pitidos" o sibilancias al respirar- y pueden causar dificultad respiratoria más o menos grave, que a veces requiere medicación de urgencia. Los pitidos suelen mejorar en un periodo que va de los 3 a los 7 días, pero la obstrucción de la nariz puede durar más, y la tos puede persistir hasta 1 ó 2 semanas.
Debes acudir de inmediato a un servicio de urgencias pediátricas si:
Cada vez respira peor.
Se observa un hundimiento de los espacios situados entre las costillas cuando respira.
El niño tiene los labios morados o azulados.
No puede mantenerlo despierto.
Requiere atención pediátrica en horas de consulta si:
El niño no quiere beber/comer como antes.
El niño tiene fiebre alta (por encima de 39°).
El niño se queja de dolor de oídos, o se tira de las orejas y está irritable.
El niño tiene mucha tos y mucosidad.
Los niños de más de 6 meses de edad, si existe mucha obstrucción bronquial que dificulta una correcta ventilación, mejoran tras la administración de broncodilatadores en inhalación, con una cámara adecuada para cada edad. Dicho tratamiento es necesario y debe administrarse en los casos más graves (aunque los niños más pequeños, pueden no responder a dichos fármacos).
A veces se debe asociar algún antiinflamatorio al tratamiento, junto con una correcta ingestión de líquidos y lavados nasales. La mayoría de bronquitis agudas son causadas por virus y, por tanto, los antibióticos no resultan eficaces.
Existe la creencia común de que los niños se resfrían porque "han pasado frío", "por salir con el pelo mojado", "por la corriente de aire" o "por el aire frío", pero esto sólo son creencias sin demasiado fundamento ya que está sobradamente demostrado que la causa de los resfriados son virus que se transmiten de persona a persona.
En realidad, lo que ocurre es que los virus que causan el resfriado común están más presentes durante los meses de frío y se reproducen mejor a bajas temperaturas. El contagio se produce de niño a niño y sí está favorecido por la convivencia en colectividades (colegios y especialmente guarderías).
Si un niño siempre está acatarrado no es porque tú hagas algo "mal". Es probable que sea por la suma de diversos factores: en primer lugar, por la inmadurez del sistema de defensas o inmunitario propia de los lactantes a partir de los 6 meses de edad, coincidiendo con la disminución de las defensas o anticuerpos que su madre le transfirió al final del embarazo. También los niños cogen más resfriados si acuden a guarderías o si tienen hermanos mayores que sí acuden. Una constitución alérgica también puede estar implicada, así como la presencia de un crecimiento excesivo de las vegetaciones (o adenoides) y de las amígdalas.
La medicación antiinflamatoria con corticoides es muy útil para tratar los síntomas en los estados inflamatorios agudos de la vía respiratoria: bronquitis obstructiva o asmática y laringitis. Su uso en tandas cortas de 3 a 5 días no requiere precauciones especiales ya que no crean "adicción". La interrupción brusca después del uso crónico de antiinflamatorios sí puede tener mayor riesgo, que se evita disminuyendo las dosis de manera progresiva en 1 ó 2 semanas.