¿Por qué me pega mi bebé?
¿Tu otro hijo, que en otro momento era muy agradable, comenzó a golpear a las personas? ¿Porqué los niños son agresivos con sus padres? ¿Porqué mi bebé me pega? Debes saber que muchos niños a esta edad comienzan a comunicar sus sentimientos de forma física. En parte, lo hacen para llamar la atención y, por otra parte, debido a que sus habilidades lingüísticas son muy limitadas todavía.
Consejos para modificar ese comportamiento
Bebés
Celebra cuando notas que tu hijo te comunica algo sin golpear. Las felicitaciones positivas por un comportamiento aceptable es mejor que las consecuencias negativas de un mal comportamiento.
No permitas que tu hijo participe de situaciones sociales cuando sabes que está listo para descansar y tomar una siesta, o demasiado hambriento para estar calmado.
Intenta pasar tiempo a solas con tu hijo todos los días, de modo que puedas prestarle atención por completo cuando jueguen juntos.
¡Resistan! Pronto tu hijo desarrollará habilidades lingüísticas que lo ayudarán a comunicarse con más efectividad.
Niños pequeños
Generalmente cuando el niño es pequeño o está en edad preescolar, no tiene autocontrol para expresar su enojo de manera tranquila y es probable y natural que sea agresivo o muerda por frustración; pero debes saber que un arrebato puede ser normal, sobre todo en los berrinches, pero hay cosas que puedes hacer para ir moldeando el comportamiento de tu hijo.
Puedes tomar en cuenta estos consejos:
Enséñale las reglas de la casa. Los niños no conocen las reglas de la casa hasta que se les enseñan, por lo que esto es una de sus responsabilidades importantes en la crianza. Siempre que el niño no obedece una regla importante, hay que amonestar de inmediato para que entienda exactamente qué es lo que hizo mal.
Las amenazas están sobrevaloradas. Siempre es más eficaz reforzar de manera positiva las conductas deseadas y enseñar a los niños conductas alternativas en vez de tan solo decir "Deja eso o ya verás". Diles que la próxima vez que estén enojados, deberán usar sus palabras.
Presenta distracciones saludables. A la vez que enseñas a tu hijo a responder de otras maneras, no hay nada de malo en distraerlo a veces o probar otro método. Siempre y cuando no lo estés "sobornando" para que se comporte de otra manera ofreciéndole dulces. Por ejemplo, no hay nada de malo con cambiar intencionalmente su foco de atención.
"Contrólate". Recuerda que todavía no puede, los niños pequeños por naturaleza tienen poco autocontrol. Toma en cuenta que necesitan que les enseñen a no patear, golpear o morder cuando están enojados, todo lo contrario, necesitan aprender a a expresar sus sentimientos con palabras.
"No tenemos que lastimarnos". Supervisa a tu hijo con atención cuando esté discutiendo con sus compañeros de juego. Si el conflicto es leve, mantén tu distancia y permite que ellos los niños lo resuelvan solos. Sin embargo, sí debes intervenir cuando los niños se involucran en una pelea física que sigue aún después de que les dijiste que se detengan o cuando un niño parece tener una ira incontrolable y está agrediendo o mordiendo al otro. Sepáralos y mantenlos hasta que se hayan tranquilizado. Deje en claro que no importa quién "empezó", intentar lastimarse no tiene excusa.
Alternativas a la pelea. Enseñe a su hijo a decir "no" en un tono de voz firme, a dar la espalda o a buscar llegar a un acuerdo en vez de pelear físicamente. A través del ejemplo le está enseñando a su hijo a resolver las discrepancias con palabras, de manera más eficaz y civilizada, en vez de usar la violencia física.
¡Bien hecho!" Elogia a tu hijo cuando su comportamiento es adecuado y explícale cómo se está comportando como una persona "grande" siempre que aplica estas tácticas en vez de pegar, patear o morder. Y siempre reafirma y elogia las conductas cuando veas a tu hijo ser amable y gentil.
Las pausas obligadas están bien. Tampoco hay nada de malo en poner a tu hijo en una pausa obligada cuando se porte mal; estas pausas pueden usarse en niños desde el primer año.
Controla tu propio carácter. Mantente siempre atenta a tu propia conducta cuando estés cerca de tu hijo. Una de las mejores maneras de enseñarle el comportamiento adecuado es controlando tu propio carácter. Si expresas tu enojo con tranquilidad y discreción, es probable que tu hijo siga tu ejemplo.
Manténte firme. Si debes disciplinar a su hijo, no te sientas culpable; y no te disculpes bajo ninguna circunstancia. Si su hijo percibe tus sentimientos encontrados, se convencerá de que lo que hizo estuvo bien y que tú eres el "malo". Aunque disciplinar a un hijo nunca es agradable, es una parte necesaria de la crianza y no hay razón para sentirse culpable. Es preciso que tu hijo entienda cuando está equivocado; es importante que asuma la responsabilidad de sus actos y que esté dispuesto a aceptar las consecuencias.
Fuentes:
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